Las personas que deben bucear y viajar en avión a menudo tienen más probabilidades de padecer barotraumatismo o barotitis media, daños en el oído a causa de un cambio brusco de presión.
¿Por qué los cambios de presión pueden dañar el oído?
Cuando la presión del aire en el oído medio y la presión del aire en el ambiente exterior están desequilibradas debido a cambios bruscos de presión atmosférica, se puede producir lo que se conoce como barotraumatismo o barotitis media. La trompa de Eustaquio no es capaz de asumir este cambio brusco de presión y esto puede dañar el tímpano. Los síntomas que se producen tras esta barotraumatismo son molestias en el oído, sensación de presión o congestión y pérdida de audición leve (sensación de tener los oíos taponados). Si no se corrige en pocos días, el barotraumatismo puede ser grave y provocar dolor intenso, pérdida de audición de moderada a grave, zumbidos en el oído (tinnitus, acúfenos…), vértigo, fiebre, infección en el oído o sangrado.
Las situaciones en las que es más común que estos cambios de presión ocurran son los viajes en avión, el buceo, una explosión, las cámaras hiperbáricas de oxígeno o conducir en zonas montañosas.
También hay factores que predisponen a padecer barotitis media con mayor facilidad, como: ser niño (tienen las Trompa de Eustaquio más pequeña), padecer un resfriado, rinitis alérgica, sinusitis, otitis.
¿Cómo se previenen los daños en el oído por cambios de presión?
Para evitar o minimizar el daño de los cambios de presión en los oídos s tienes que bucear y viajar en avión, desde Mayo Clinic aconsejan:
•Bostezar y tragar durante el ascenso y el descenso en un vuelo. Hacerlo activa los músculos que abren las trompas de Eustaquio. Basta con masticar chicle, tragar saliva, dar un biberón o un chupete en el caso de los niños, etc.
•La maniobra de Valsalva, también en el despegue y el aterrizaje. Esta maniobra consiste en soplar suavemente por la nariz -como cuando nos sonamos-, pero tapando la nariz con los dedos mientras lo haces. La boca tiene que estar cerrada, recuerda este pequeño consejo si tienes que bucear y viajar en avión.
•Mantenerse despiertos durante el aterrizaje y despegue. Si estamos dormidos, no podremos llevar a cabo las maniobras de prevención anteriores.
•Evitar volar o bucear si: Tienes un resfriado, congestión, sinusitis, te han operado recientemente del oído, etc. En caso de tener que hacerlo es importante no tener congestión durante el vuelo, por lo que es recomendable usar algún medicamento para combatirla media hora antes de volar, como aerosoles, descongestivos. Estos medicamentos deben ser siempre usados con precaución. Si la congestión la provoca una alergia, es recomendable que tomemos la medicación también poco antes del vuelo. En caso del buceo, lo mejor es evitarlo siempre.
•Usar tapones. Ayuda a equilibrar lentamente la presión del tímpano durante el despegue y el aterrizaje.
•Durante el buceo, no se puede bostezar o masticar chicle, pero sí hacer la maniobra de Valsalva y tragar saliva, algo que deberá hacerse antes de entrar en el agua y durante la actividad.
•Desde la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) aconseja, además, que antes de bucear por primera vez, se acuda a un médico titulado en medicina subacuática o hiperbárica o a un otorrino para que valore la capacidad de compensación de los oídos y descartar la patología nasosinusal. Además, los buceadores habituales deberán mantener el equipo de buceo en buenas condiciones y bucear siempre acompañado.
¿Qué consecuencias puede tener el barotraumatismo de oído a largo plazo?
Raras son las ocasiones que un barotraumatismo deriva en consecuencias graves, pues se suele curar a los pocos días sin problemas y sin secuelas.
En caso de que no sea así o que existan síntomas de afección moderada o grave, habrá que acudir al médico para recibir tratamiento. Los casos poco frecuentes puede haber falta una corugñia para destapar la trompa de Eustaquio.
Otro riesgo es que sometamos al oído a pequeños barotraumatismos muy frecuentemente. En estos casos, puede haber un efecto acumulativo, es decir, que el haber sometido al oído a cambios de presión constantes haya provocado pequeños daños muchas veces. Estos pequeños daños, que de manera aislada no serían importantes, si se acumulan en el tiempo, puede provocar daños crónicos en el oído en forma de tinnitus o pérdida de audición.
Fuente: 20minutos.es