Trucos de buceador

Trucos de buceador

Como cualquier deporte, el buceo requiere un conocimiento y un entrenamiento previo a su práctica, sobre todo si somos novatos.

La práctica de Actividades Subacuáticas está regulada por ley, la cual dicta que “toda persona que se someta a un ambiente hiperbárico, deberá realizar previamente un examen médico especializado”, el cual se repetirá cada dos años en el caso de los buceadores deportivo-recreativos.

Este reconocimiento debe figurar en tu libreta de actividades subacuáticas, por si lo requieren en el centro de buceo.

Otro requisito para bucear con seguridad es realizar el curso homologado de aprendizaje, que también incluye un reconocimiento médico. Infórmate e inscríbete con el suficiente tiempo antes de bucear por primera vez. Nunca bucees sin haber realizado este curso, pues nuestro cuerpo no está habituado a la presión existente en la profundidad del mar, causa de muchos accidentes durante las inmersiones.

Dentro del agua, debido a su densidad y a la carga de nuestro equipo de buceo, cualquier movimiento te costará más esfuerzo, más aún si tienes que hacer frente a una complicación. Por ello, antes de bucear, deberás haber seguido un entrenamiento físico para preparar tu cuerpo. Reducirás el riesgo de sufrir calambres por fatiga muscular y fortalecerás tus piernas, glúteos y zona lumbar.

Hacer bicicleta o running te ayudarán a mejorar tu capacidad pulmonar y aeróbica. También deberás practicar ejercicios para fortalecer los músculos de la espalda, zona abdominal y brazos. Entrena en la piscina para depurar la técnica de nado con aletas.

Otro de los mandamientos del buceo seguro. Nunca bucees solo; hazlo, al menos, junto a otro buceador, y sin estar demasiado alejados.

Saber comunicarte con tus compañeros bajo el agua es fundamental para advertirles de algún peligro o confirmar que la inmersión marcha bien.

Eso sí, estar preparado para saber actuar ante ciertos contratiempos y ayudarte a ti mismo es crucial. Nos referimos a problemas como calambres, pérdida o mal funcionamiento del equipo, obstáculos, etc.

Un equipo completo y en perfecto estado es primordial para practicar un buceo seguro. Cuando te compres el primero o lo renueves, pruébalo en una inmersión sencilla y controlada. Antes de bucear, comprueba que no tiene ningún problema.  Pasemos a detallar los elementos que tenemos que llevar al bucear por primera vez.

  • Traje de neopreno: Elígelo de la talla adecuada, para que puedas moverte cómodamente. Su grosor debe adecuarse a la temperatura de las aguas en la que vas a bucear. Cuanto más fría sea el agua, más grosor debería tener tu neopreno. Lo mismo sucede con la capucha, los guantes y las botas.
  • Gafas de buceo: Procura que las gafas o máscara de buceo se ajusten bien a tu rostro, de modo que no tengas que estar recolocándotelas continuamente porque te hacen daño o les entra agua.
  • Aletas de buceo: Varían en función del uso que vayas a darles y tu forma física. Al iniciarte en el buceo, usa las regulables, que se utilizan con botines. Son el tipo de aletas de nado más cómodas y fáciles de poner y quitar. Las que traen tiras de muelle proporcionan siempre el ajuste correcto al no tener que regularlas con hebillas. Procura también que sean de pala blanda, permiten un aleteo de menor esfuerzo. En cuanto al tamaño, hay un truco para elegir las adecuadas: la aleta no debería superar la medida entre tu tobillo y tu rodilla. En cuanto al material, son más ligeras las que tienen sólo tienen la parte calzante de goma de neopreno y el resto de plástico.
  • Compensador de flotabilidad: Es una de las partes más importantes del equipo para proporcionar un buceo seguro. Permite al buceador alcanzar una flotabilidad neutra bajo el agua, y proporciona asistencia en los ascensos y descensos.
  • Plomo o cinturón de buceo: Sirven para restar flotabilidad al equipo de buceo, por lo que hay que elegirlos en función de la flotabilidad del equipo y la tuya propia. Algunos compensadores de flotabilidad tienen sistemas de peso integrados. Comprueba antes de sumergirte que las pesas están seguras y que los liberadores del cinturón de buceo no se atacan.
  • Botellas de buceo: La elección de la botella o tanque de buceo vendrá determinada por el tipo de inmersión que vayas a realizar. Para buceos cortos, no demasiado profundos, y en aguas templadas y tranquilas, es aconsejable un único tanque con 80 pies cúbicos de aire y de aluminio, más ligeros que los de acero. Inmersiones más avanzadas pueden requerir dos tanques.
  • Regulador: Permite salir el aire de la botella de buceo de una manera controlada. En caso de que el regulador falle, la salida de aire aumentará. Podrás respirar, pero procura ascender a la superficie lo más pronto y seguro posible.
  • Reloj de buceo: Analógicos o digitales, permiten monitorizar el tiempo durante la inmersión, requisito fundamental para evitar los cambios bruscos de presión cuando cambiamos de profundidad al ascender o descender. Los relojes analógicos tienen un bisel que puedes girar para alinearlo con el minutero y así poder el tiempo transcurrido directamente en el bisel. Los digitales, tienen una función de cronómetro.
  • Ordenador de buceo: Debido al aumento de presión, es importante mantener el nitrógeno disuelto en nuestro cuerpo dentro de límites aceptables para evitar el síndrome de descompresión. Para lograrlo, el ordenador de buceo muestra el tiempo y profundidad que necesitas para permanecer dentro de dichos límites de nitrógeno.
  • Linterna de buceo: Sirven para alumbrar durante inmersiones de buceo nocturno o para tener mejor visibilidad en cavernas subacuáticas o ante obstáculos como pecios (restos de embarcaciones), vegetación o rocas.
  • Cuchillo de buceo: Procura llevarlo afilado y bien sujeto Te ayudará a liberarte a ti o a tu compañero tras quedar enredado en una red, conjunto de algas o plantas.

El estado de la mar variará en función de la zona y época en la que viajes para bucear. Además de los atractivos que observar durante tu inmersión, tendrás que tener en cuenta una serie de aspectos para practicar un buceo seguro.

Si vas a bucear por primera vez, hazlo en aguas tranquilas, con escaso oleaje y corrientes, poco profundas, y cuyas condiciones permitan una buena visibilidad. Aunque buceemos con neopreno, si el agua es demasiado fría con respecto a la temperatura corporal, corremos el riesgo de sufrir hipotermia. Por ello, opta por las aguas templadas.

Infórmate también de las especies marinas peligrosas que habitan en la zona: reptiles venenosos, tiburones o plantas que pueden cortar tu neopreno. A su vez, la sangre puede atraer a otros animales peligrosos.

Presta atención a lo que ocurre a tu alrededor mientras estás sumergido. Muchos accidentes de buceo se producen por el impacto con embarcaciones.

Los cambios bruscos de presión no son bien tolerados por el cuerpo humano. Cuando buceamos, la presión aumenta a medida que nos sumergimos debido al volumen de agua que va recayendo sobre de nosotros. Por eso, durante el ascenso, deberemos controlar la velocidad para que la presión se vaya regulando gradualmente y evitemos el síndrome de descompresión. Para bucear seguro hay que respetar los tiempos de ascenso según la profundidad y la duración de la inmersión.

La velocidad en la que salen pequeñas burbujas a la superficie mientras asciendes es una buena guía para saber que estamos ascendiendo de un modo seguro. Una regla habitual es subir más lentamente que la columna de burbujas que se emite con cada exhalación de aire.

Evita la enfermedad descompresiva siguiendo los tiempos del ordenador y el reloj de buceo y las indicaciones de las tablas de descompresión, que determinan la condiciones de gas para una inmersión y las paradas necesarias.

Para aumentar la agilidad y la destreza en los movimientos, realizar una serie de estiramientos.

Además de físicamente, también deberás prepararte a nivel mental. Una de las reglas de oro para bucear seguro es saber mantener la calma. Si durante una inmersión se presenta algún problema, el miedo y la inseguridad pueden convertirse en tus peores enemigos, pues una maniobra descontrolada podría perjudicar seriamente tu salud. Recuerda, la profundidad bajo el mar es más alta que en la superficie. Más adelante comprenderás mejor el porqué de nuestra insistencia en este tema.

Estar correctamente hidratados con agua o bebidas isotónicas. Comer un par de horas antes, dando tiempo a la digestión, te ayudarán a mantener la energía durante la inmersión también es fundamental. Haz una comida equilibrada, baja en grasas, y que contenga proteínas (huevos, pescados ricos en ácidos grasos como el salmón o el atún), hidratos de carbono (arroz) y minerales como el potasio y magnesio (plátano, espinacas, frutas secas), ideales para evitar dolores musculares. Evita los alimentos que provoquen acidez o mala digestión, como los cítricos, y los diuréticos, como el té o el café.

No haber descansado lo suficiente, haber bebido alcohol o una comida copiosa harán que estés más cansado y tengas peor capacidad de reacción ante un problema.

El cambio de presión lo irás notando cuando tus oídos se taponan. Evítalo realizando la maniobra de Valsalva, que consiste en tapar con los dedos las fosas nasales y soplar a la vez por la nariz. Procura realizar esta operación cada metro que desciendas.

Mientras estás buceando puedes encontrarte con algunos problemas que, de tener miedo e inseguridad, podrían jugarte una mala pasada. Quedar enredados en algas, cabos o artes de pesca, calambres o lesiones, dolor de oídos, etc.  Por eso, antes estos contratiempos lo principal es actuar con cabeza y serenidad, de modo que resolvamos el problema y evitemos peores consecuencias. ¡Querer ascender con rapidez a la superficie es demasiado peligroso!

Cuando nos sumergimos en el agua tendemos a contener la respiración por acto reflejo. Aunque bucees con oxígeno, el hecho de contener la respiración innecesariamente te puede provocar sensación de angustia o pánico y dañar tus pulmones.

Descansa e hidrátate con agua, bebidas isotónicas o frutas jugosas. Aliméntate para reponerte del desgaste físico. Los frutos secos te aportarán energía y el plátano ayudará a tu musculatura a recuperarse.

Deja pasar un día entero desde tu última inmersión antes de coger un avión. Las ascensión provocada por un vuelo o subir a un puerto de montaña antes de eliminar de forma natural el nitrógeno residual, aumentará considerablemente el riesgo de padecer el síndrome de descompresión.

Es muy importante respetar esta recomendación si vas a bucear durante días sucesivos, o si te has sometido a tratamientos de cámara hiperbárica para tratar la enfermedad descompresiva. En esta última situación, lo ideal es esperar 48 horas para tomar un vuelo.

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